Las aplicaciones de la energía eólica se pueden clasificar según su ámbito, como aplicaciones centralizadas, caracterizadas por la producción de energía eléctrica en cantidades relativamente importantes, vertidas directamente a la red de distribución, o aplicaciones autónomas, dentro de las que cabe distinguir el uso
directo de la energía mecánica o su conversión en energía térmica o eléctrica.
En el marco de las aplicaciones centralizadas, en las que siempre será necesario que la potencia base de la red la proporcione una fuente de energía más estable, cabe destacar dos grandes tipos de instalaciones eólicas:
Aerogeneradores de gran potencia: se están llevando a cabo experiencias con aerogeneradores en el rango de potencias de los MW con grandes esperanzas, ya que la potencia que se podría instalar sería muy grande.
Parques eólicos: se trata de centrales eólicas formadas por agrupaciones de aerogeneradores de mediana potencia (alrededor de 100 kW) conectados entre sí, que vierten su energía conjuntamente a la red; la generalización de estas instalaciones contribuiría a una importante producción de electricidad de origen
eólico en el futuro.
Por su parte, las aplicaciones autónomas de máquinas eólicas de pequeña potencia pueden ser rentables en muchos casos, según las condiciones eólicas y las características concretas de las diferentes alternativas que se comparen. Las posibilidades que existen en este ámbito se pueden dividir en tres grupos, según el tipo de energía utilizada en cada caso:
Energía mecánica: aplicación inmediata en el bombeo de agua por medio de bombas de pistón, de tornillo helicoidal o centrífugas.
Energía térmica: obtenible a partir de la energía mecánica bien por calentamiento de agua por rozamiento mecánico, o bien por compresión del fluído refrigerante de una bomba de calor.
Energía eléctrica: aplicación más fecuente, pero que obliga a su almacenamiento o a la interconexión del sistema de generación autónomo con la red de distribución eléctrica.
En resumen, las aplicaciones de la energía eólica de forma autónoma están basadas principalmente en las necesidades de Pequeñas comunidades o de tareas agrícolas, pudiendo sintetizarse en los siguientes puntos:
- Bombeo de agua y riego.
- Acondicionamiento y refrigeración de almacenes.
- Refrigeración de productos agrarios.
- Secado de cosechas.
- Calentamiento de agua.
- Acondicionamiento de naves de cría de ganado.
- Alumbrado y usos eléctricos diversos.
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